Luis, 2018.
Un guardia vigila que nadie observe pervertidamente los árboles, se saben casos de niñas viviendo con los pájaros que conocen de memoria algunos rostros: Rostro de interrogación cejas juntas a lo militar. Rostro lustrabotas. Rostro jubilado de la vida. Pileta muy por allá detrás de los árboles. Demasiados árboles en este parque tan pequeño, saturan lo verde y cada vez hay menos oportunidades de apreciar edificios de concreto en su hábitat. Por no mencionar a las catedrales, flacas de creyentes, de velas, de limosna. Claro, hay mujeres que señalan y dicen: Por ahí. Sacan sus cigarrillos baratos y los fuman para dejar atrás los problemas trascendentales e incomodidades amargar del turismo. También soy un turista ahora y he vivido aquí toda la vida.
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AutoresCarla Altamirano. Archivos
Julio 2020
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